La situación migratoria con la llegada de siete millones de personas desde 2020 a la frontera entre México y Estados Unidos, con siete mil personas a diario en 2023, clasifica como crisis. La manifestación de esta migración sobre el entorno es tan fuerte que su contención escapa al control y la capacidad de manejo de expertos y autoridades en Estados Unidos. Esa dificultad en contener la movilidad se derrama sobre otros espacios, como el de ciudades que quedan saturadas de migrantes en sus centros de albergue, con sistemas de protección social presionados por falta de abasto, o con aumento de basura en las calles.
La escala, composición, naturaleza y manejo de la migración se ubica por encima de los patrones históricos, con dinámicas sin precedentes y consecuencias drásticas. Las respuestas requieren de un tratamiento político, de cooperación, presión externa, e invertir recursos para lidiar con la situación actual para prevenir su continuidad.
Una ola sin precedente
La ola migratoria que alza vuelo desde fines del 2020 ya lleva tres años de duración y no va a parar. Lo que parecía un proceso relacionado con la decisión familiar durante la pandemia de postergar la salida un año más, lleva ya más de dos años.
En este episodio de Club de Prensa, Michael Shifter analizó el mensaje del presidente Maduro hacia su contraparte estadounidense sobre la caravana migrante, el plebiscito británico, las elecciones en Brasil y la situación argentina.
Manuel Orozco fue entrevistado por el periodista de Confidencial, Iván Olivares para hablar sobre las consecuencias de la pandemia en los flujos de remesas. Orozco calcula una pérdida de remesas de unos 300 millones de dólares que afectarán a unas 600 mil familias nicaragüenses.
El 29 de julio, el World Leadership Alliance-Club de Madrid tuvo una sesión virtual para discutir el tema la “Movilidad en tiempos de crisis: La pandemia del Covid-19 como oportunidad para repensar las migraciones en América Latina”. Manuel Orozco, el director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, moderó la conversación y Laura Chinchilla, co-presidenta de la Junta Directiva del Diálogo, fue panelista.