Sobre el futuro de las relaciones Colombia-China: Q&A con David Castrillón-Kerrigan

This post is also available in: English 

Photo of Gustavo Petro Flickr | CC-BY-SA-2.0

Esta publicación es parte de Diálogos Asia-ALC, una serie de entrevistas producidas por el Programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano, que presenta perspectivas globales sobre desarrollos recientes en la dinámica Asia-América Latina y el Caribe.

Aunque la relación de China con Colombia no se encuentra entre las más expansivas de sus relaciones bilaterales en la región de América Latina y el Caribe, el relacionamiento económico entre los dos países ha crecido a un ritmo acelerado en los últimos años. En 2006, Colombia exportaba sólo US$454.6 millones en bienes a China e importaba US$2.010 millones de China. Sin embargo, para 2021, China pasó de ser el socio comercial número 37 más grande de Colombia a ser el segundo, solo detrás de Estados Unidos. Además, entre 2011 y 2020, en promedio, Colombia exportó US$3.340 millones en bienes a China e importó US$9.950 millones. El carbón y el petróleo representaron US$3.000 millones (o el 82 por ciento) de las exportaciones colombianas totales a China en 2021.

Las inversiones chinas también han crecido a un ritmo considerable, con grandes empresas chinas, como China Harbour Engineering Company (CHEC) Limited y BYD, habiendo establecido bases sólidas después de algunas incursiones iniciales tenues en el país. A la fecha, las empresas chinas han demostrado un interés creciente, a menudo a través de asociaciones público-privadas, en los sectores de infraestructura, telecomunicaciones y energía de Colombia. Un ejemplo es el proyecto del metro de Bogotá, que fue adjudicado a un consorcio de empresas chinas que incluye a CHEC y Xi’An Metro Company Limited, y que está valorado en unos US$12.000 millones. En los últimos años, Colombia también recibió préstamos de bancos comerciales chinos para dos proyectos de carreteras, según el China-Latin America Commercial Loans Tracker del Inter-American Dialogue.

La elección de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia en junio de 2022 ha llevado a muchos a anticipar cierto crecimiento en la escala de las relaciones sino-colombianas en los próximos meses y años. De hecho, la visita de la semana pasada a Colombia del Secretario de Estado de los EE.UU., Antony Blinken, buscó subrayar los lazos políticos y económicos duraderos entre EE.UU. y Colombia en un momento en que se espera que crezca el papel de China en Colombia.

Una indicación inicial de esos lazos más fuertes sería la decisión del gobierno colombiano de adherirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). Dicho esto, incluso el predecesor de Petro, Iván Duque, quien apoyaba firmemente los lazos Estados Unidos-Colombia, consideró unirse al BRI durante una visita a Beijing en 2019. Hasta ahora, Colombia es uno de los 12 países restantes de ALC, incluidos los ocho aliados de Taiwán en la región, que aún no se han adherido a la iniciativa.

Para conocer más sobre las perspectivas de las futuras relaciones entre China y Colombia, hablamos con David Castrillón-Kerrigan, profesor e investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, sobre su visión a propósito de la evolución de la relación de Colombia con China.

Diálogo Interamericano: ¿Cómo se espera que el presidente colombiano, Gustavo Petro, aborde su relación con China durante los próximos meses y años? ¿Qué áreas se han identificado para una cooperación más profunda? ¿Existen impedimentos para fortalecer las relaciones Colombia-China?

[caption id="attachment_129544" align="alignleft" width="400"]Photo of David Castrillón-Kerrigan Castrillón-Kerrigan es docente-investigador en la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.[/caption]

Castrillón-Kerrigan: Como candidato y ahora como presidente, Petro ha señalado que si bien las relaciones con China no serán una prioridad durante su mandato, sí se profundizarán y ampliarán, siguiendo el camino marcado por administraciones anteriores.

En comercio, inversión y contratos, se espera que las relaciones continúen en un camino positivo, con China alcanzando o aún superando a los países occidentales, particularmente a Estados Unidos. Los datos comerciales de las últimas dos décadas demuestran esta tendencia. Mientras que EE. UU. representó el 38,1 por ciento de todas las importaciones y exportaciones colombianas de bienes en 2002, para 202,1 EE. UU. había caído al 24,8 por ciento. Mientras tanto, la participación china creció del 2 por ciento al 17,1 por ciento. Es probable que esta tendencia continúe a medida que el gobierno chino enfatiza incrementar el consumo doméstico y se implementan nuevos acuerdos fitosanitarios bilaterales para la entrada de una canasta más diversa de productos agrícolas colombianos al mercado chino.

Estos cuatro años también verán a las empresas chinas entregar o continuar trabajando en importantes proyectos de infraestructura: la autopista Mar-2, cuyas obras comenzaron recién en 2018, se completará en los próximos meses; el sistema de tren ligero Regiotram está programado para completarse en 2026 y la primera línea del Metro de Bogotá estará a un año de su finalización para las próximas elecciones. Varios otros proyectos están en preparación. Si las empresas cumplen sus promesas y con las expectativas de los colombianos, influirá en gran medida en la percepción de China en el país y el nuevo gobierno.

Más allá de la ya bien cimentada relación económica, prevemos que la agenda política de Petro y China se alinearán en tres áreas clave. Primero, en cuanto a la respuesta a la crisis climática, China está en una buena posición para trabajar con el gobierno colombiano en proyectos relacionados con la transición energética y la resiliencia climática. Segundo, en el tema de la paz, mientras el país trabaja en diálogos con varios grupos armados, la parte china ha mostrado interés en aumentar significativamente la asistencia a los fondos de cooperación para la paz recientemente ampliados. En tercer lugar, sobre el desarrollo regional, la experiencia y el dinero chinos bien diseccionados podrían contribuir en buena medida para cerrar las brechas entre regiones y entre campo y ciudad.

Los años a venir son entonces prometedores, pero también se esperan dificultades. Por ejemplo, en el tema de poner fin a la guerra contra las drogas, planteado por el presidente Petro, China será un obstáculo para cualquier consenso global sobre el tema. También puede haber tensiones entre las dos partes en la medida que los proyectos chinos en el país se enfrentan a posible oposición local o alegaciones de irregularidades ambientales.

Diálogo Interamericano: ¿Cuál es la probabilidad de que Colombia se una a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), la iniciativa de política exterior emblemática del presidente chino Xi Jinping?

Castrillón-Kerrigan: Desde la administración anterior, altos funcionarios de ambos lados han dado declaraciones contundentes y claras sobre la intención de Colombia de unirse al BRI. En marzo de 2020, el entonces vicecanciller colombiano, Francisco Echeverri (diplomático de carrera), y el embajador chino en Colombia, Lan Hu, declararon en entrevistas separadas que se firmaría un acuerdo ese año. En una entrevista de julio de 2021, el exembajador de Colombia en China, Luis Diego Monsalve, aclaró que Colombia estaba “muy cerca” de unirse al BRI, pero que el ritmo de adhesión se había desacelerado por la pandemia. Más recientemente, en mayo de 2022, Monsalve dijo una vez más que todos los documentos necesarios estaban listos, pero que la decisión dependería de la administración entrante de Petro.

Entonces, ¿Colombia se unirá? La probabilidad de que esto suceda es alta. La promesa de un mayor acceso al mercado de China es un fuerte incentivo. También lo es el acceso a la financiación en un momento en que los mercados internacionales de capital se alejan de los mercados en desarrollo.

Pero es probable que ambas partes esperen hasta el momento adecuado para marcar la adhesión de Colombia. Nunca ha habido una visita de Estado a Colombia de un presidente chino en ejercicio. Si el presidente Xi Jinping decide hacer una gira por América Latina y pasar por Colombia, las condiciones pueden ser las adecuadas para que eso suceda.

Diálogo Interamericano: Mientras China lidia con sus propios desafíos económicos internos, ¿qué puede razonablemente esperar Colombia de China, incluso más allá del mandato de Petro?

Castrillón-Kerrigan: China se encuentra en medio de una transición necesaria pero compleja hacia un nuevo modelo de desarrollo que se espera resulte en una economía más sostenible, innovadora y equitativa. La transición también busca abordar muchos de los desequilibrios del modelo anterior que se siguen manifestando hoy, por ejemplo, en términos de exceso de oferta, mercados financieros estrechos y dependencia excesiva en la inversión para el crecimiento.

Los cambios en el modelo de China presentan oportunidades y desafíos para países como Colombia. Tres grandes oportunidades vienen a la mente. En primer lugar, una China más próspera centrada en impulsar el consumo doméstico y reducir la dependencia de los mercados desarrollados no solo demandará más de países como Colombia, sino que cambiará gradualmente el tipo de demanda, de materias primas a bienes y servicios de consumo. En segundo lugar, una China más innovadora está mejor posicionada para trasladar ciertos eslabones de producción industrial a países latinoamericanos, para posterior exportación; también puede trabajar con ellos como laboratorios para la adaptación y adopción de nuevas tecnologías y estándares. Tercero, una China más verde puede trabajar con países como Colombia en proyectos de infraestructura de bajo impacto ambiental, incluso en el sector energético. Si la administración Petro aprovecha estas oportunidades, su impacto se sentirá profundamente en la estructura económica y el tejido social colombiano.

Pero la transición no estará exenta de dificultades. Por ejemplo, las reducciones graduales en la demanda china de ciertos minerales y metales afectarán las exportaciones de la región y los precios. Mucho dependerá de la capacidad de los gobiernos, como el que encabeza Petro, para adaptarse y responder a las nuevas condiciones.


Related Links


Suggested Content

Innovación en energía limpia en América Latina

Después de la conferencia global sobre clima COP21, los gobiernos deben desplazar su atención hacia cómo lograrán cumplir con los compromisos realizados en París. Un concepto es central en alcanzar esta meta: la innovación.

˙