¿Qué debería hacerse respecto a los niños migrantes no acompañados?

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Scott Wojciechowski / US Navy

Q: El gobierno de EE.UU. dice que sus agentes han detenido este año fiscal cerca de 52.000 niños no acompañados en la frontera sur, el doble del número 2013. Citando los altos costos de enfrentar el influjo, la diputada Rep. Candice Miller (R-Mich.) sugirió el mes pasado suspender la ayuda y derogar los acuerdos de libre comercio con México y los países centroamericanos para obligarlos a hacer más, mientras que otros líderes del Congreso bautizaron el problema como una crisis humanitaria. ¿Qué hay detrás del aumento de niños no acompañados que cruzan la frontera? ¿Qué deben hacer los Estados Unidos y los países de origen hacer sobre la situación? ¿Que tan seriamente afecta las relaciones entre Estados Unidos y sus vecinos?

A: Nicolás Mariscal, miembro del consejo del Advisor y presidente de Grupo Marhnos en la Ciudad de México: "Lo que pasó en la década pasada en términos de migración nos ayuda a entender la creciente oleada de niños no acompañados que han cruzado la frontera en los últimos meses. Son precisamente hijos de migrantes que se quedaron al cuidado de parientes que también se encuentran en situación de pobreza. El potente motor que lleva a estos niños a emprender tal travesía se alimenta de las ganas de reunirse con sus padres y del sueño de alcanzar una vida mejor, lo cual en la mayoría de los casos no sucede y por el contrario, genera nuevas heridas en los niños, cuyo desarrollo se ha violentado continuamente y tienen más probabilidades de convertirse en adultos que reflejen dichas carencias y heridas en forma de violencia. Por eso, la manera en que se trate con este tema explicará en gran medida retos sociales de los próximos años. Es una crisis humanitaria y requiere que los actores involucrados tomen medidas humanitarias de corto plazo y a la vez, que diseñen e implementen estrategias de largo plazo. La respuesta requiere alcanzar el nivel de tratado internacional; diseñarse e implementarse de manera conjunta con la participación de los países de origen, los países de tránsito y el principal país receptor, que es los Estados Unidos. Como dice Margarita Zavala, si logramos mirar la migración como la miran las niñas y los niños, será más sencillo humanizar el diálogo y las prácticas migratorias."

A:Dan Stein, presidente de la Federación para la Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR): "Los Estados Unidos deben utilizar todos los recursos diplomáticos y económicos a nuestra disposición para alentar a los países a detener el flujo de inmigrantes ilegales a Estados Unidos; pero en última instancia, no podemos controlar lo que los gobiernos extranjeros hacen. Lo que podemos controlar son las políticas de nuestro gobierno. Bajo la administración de (Barack) Obama, esas políticas han animado a la gente a violar nuestras leyes. Esta administración ha decidido inconstitucionalmente que no hará cumplir muchas de nuestras leyes de inmigración. Mas aún, el aumento de los extranjeros ilegales más jóvenes a los Estados Unidos puede remontarse directamente a la amnistía presidencial de 2012 en la ley sobre Acción Diferida para Llegadas de Infantes (DACA por sus siglas en inglés), para los inmigrantes ilegales que llegaron al país como menores de edad. El mensaje que DACA envió fue que Estados Unidos se siente moralmente obligado a proveer estatus legal a los inmigrantes ilegales más jóvenes, y el número de esos extranjeros ilegales creció exponencialmente. Para poner fin al caos de la inmigración, el presidente debe dar por terminado el programa DACA, que nunca tuvo autoridad para poner en práctica. El Congreso debe utilizar su autoridad constitucional para forzar al presidente a hacer cumplir todas las leyes de inmigración, no sólo los que le gustan. Los extranjeros que se presentan en nuestras fronteras deben recibir audiencias expeditas para determinar si tienen algún motivo para la admisión y ser rápidamente repatriados si no es así. Los estadounidenses no carecen de compasión por nuestros vecinos de América Central. Pero un reasentamiento de gran escala de centroamericanos en este país sólo obstaculizaría las reformas necesarias en la región, al tiempo de imponer cargas insostenibles para el pueblo estadounidense."

A: Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI) en México: "La migración de niñas, niños y adolescentes no acompañados hacia los Estados Unidos no es nueva. Sin embargo, debido al recrudecimiento de la violencia y la pobreza en los países de origen, así como los obstáculos para reunificarse con su madre y/o padre en los Estados Unidos, han hecho que esta población se vea forzada a migrar para salvaguardar su integridad personal, y buscar mejores condiciones de vida. No estamos hablando sólo de cifras, sino de una crisis humanitaria que está impactando la vida de las y los niños, ante una situación de privación de la libertad y el nulo respeto a sus derechos humanos. Es urgente buscar acciones coordinadas, de carácter regional, dirigidas a atender las causas estructurales que hoy se ven reflejadas en el incremento de la migración, principalmente de mujeres, niñas, niños y adolescentes, y los efectos, desde los enfoques pro persona e interés superior de la niñez. Dichas acciones sólo serán efectivas si se trabaja como región y no como países aislados. Se hace urgente garantizar que en los procesos migratorios se tomen las medidas adecuadas para identificar posibles necesidades de protección especial de niñas, niños y adolescentes, incluidas la unidad familiar, desde el análisis del interés superior de la niñez, y no optar por una deportación de facto; así como fortalecer la protección consular en los países de tránsito y/o destino, que redunde en el bienestar de sus connacionales, y no en el control de flujos migratorios que han dejado a las familias atrapadas entre las fronteras."

A: Carlos Arrazola, editor del diario en línea Plaza Pública de Guatemala: "El fenómeno de los niños migrantes es el resultado de la escasa importancia que los estados centroamericanos ponen a su niñez y adolescencia. No es del todo cierto, como han divulgado algunos medios internacionales, que los menores de edad que han sido detenidos en territorio estadounidense y que el gobierno de Barack Obama pretende deportar a sus naciones de origen han emprendido el peligroso viaje para reencontrarse con sus padres inmigrantes que radican de forma ilegal en los Estados Unidos, persuadidos por los traficantes de personas que les garantizar que no serán deportados. Decenas de menores que han fracasado en su intento de alcanzar el "sueño americano", han reconocido que lo que buscaban es huir de la pobreza, humillación, desigualdad, falta de oportunidades y violencia que padecen en sus países. El niño de 15 años originario del empobrecido departamento de Huehuetenango, al oeste de Guatemala, cuyo cadáver fue hallado días atrás en Texas, según sus familiares, viajó en busca de un trabajo digno que le permitiera pagar los medicamentos que necesita su madre enferma. De Honduras y El Salvador sobran los relatos de menores que huyen de la violencia criminal generada por las pandillas. Los gobiernos centroamericanos deben asumir sus responsabilidades constitucionales de garantizar el bienestar y desarrollo de sus ciudadanos, principalmente de los menores de edad, y no, como ocurre desde hace varios años, alentar y promover la inmigración para garantizar el mantenimiento de sus economías por medio de las remesas familiares. Es decir, los estados deben impulsar políticas públicas de combate a la pobreza, generación de empleo y seguridad, entre otras, para facilitar a sus habitantes oportunidad de desarrollo. Washington, por su parte, debe aprobar sin mayor demora la reforma migratoria propuesta por Obama para aliviar los temores a la deportación de los cientos de miles de inmigrantes."

A: Arturo Sarukhan, miembro del consejo del Inter-American Dialogue y el ex embajador de México en Estados Unidos: "No hay duda de que ahora enfrentamos una grave crisis en la frontera México-Estados Unidos, con los niños migrantes no acompañados Tiene sus raíces en la incapacidad del Congreso de EE.UU. para avanzar en el logro de una reforma migratoria integral, en la falta de voluntad política y pública en México y otros países en América Central para reconocer que son también corresponsables de encontrar soluciones integrales a los flujos transfronterizos, y en el fracaso de todas las naciones, desde los Estados Unidos hasta la última de las repúblicas centroamericanas, en desarrollar conjuntamente un paradigma en estos años de impasse legislativo para abordar los flujos migratorios de manera integral, a nivel regional y hacia delante. Pero igualmente preocupante es el lenguaje de calcomanía que ha surgido en algunos rincones del debate público en los Estados Unidos con respecto a este desafío de la política pública y humanitaria. Términos como 'oleada', 'niños ilegítimos' o 'invasión' que han salpicado la cobertura de noticias y las declaraciones de legisladores y funcionarios locales apuntan a una falta de entendimiento en cuanto a las causas de estos flujos y por qué ocurren. Que algunos también, como una respuesta política, recurren a la instintiva retórica demagógica y una reacción simplista de usar un lenguaje de sanciones sobre temas que no tienen relación, como los acuerdos de comercio no es sólo una señal de que ellos confunden las manzanas a las naranjas; sino implica una profunda incomprensión de que la oportunidad económica y los mercados laborales, los sueños y aspiraciones humanas, los conflictos y la miseria - y el crimen organizado que se alimenta de todo lo anterior -- continuarán frustrando un sistema de inmigración disfuncional que requiere urgentemente de renovarse. Es profundamente preocupante que esta crisis puede ser el último clavo en el ataúd de una reforma migratoria integral este año".

A: Robert N. Kaplan, presidente y CEO de la Fundación Inter-Americana: "El aumento de los menores no acompañados que emigran de América Central se debe a una serie de factores de "empujón" y "atracción" que los motivan a abandonar sus comunidades de origen. La raíz del problema es una escalada grave de la violencia y la delincuencia en los últimos meses y años, junto con la falta de oportunidades económicas para una población creciente de jóvenes. A pesar de algunos progresos para reducir la pobreza en la última década, de un 25 a 30 por ciento de la población de Honduras y Guatemala vive con menos de 2 dólares al día, y muchos padres aún lamentan la falta de perspectivas para sus hijos en su patria. Temen también que sus hijos se conviertan en parte de las elevadas estadísticas sobre la violencia local o sucumban a la presión de las pandillas. Lo que se necesita es un enfoque integral que combine las importantes reformas judicial y de aplicación de la ley con los esfuerzos redoblados para fortalecer anclas económicas y sociales en las comunidades de origen de los migrantes. Esto significa invertir cuidadosamente en las iniciativas impulsadas por la comunidad que creen oportunidades económicas, fortalezcan la capacidad de resistencia a la delincuencia y la violencia, construyan el compromiso cívico y garanticen la inclusión de grupos marginados. Si podemos ayudar a estas comunidades a prosperar y apoyar sus e esfuerzos de cosecha propia para ofrecer un lugar para que los jóvenes desarrollen como líderes comunitarios, trabajadores y microempresarios, a continuación, los jóvenes talentosos optan por quedarse en casa y contribuir como buenos ciudadanos. Sin inversión en organizaciones comunitarias que ayuden a los niños a construir un futuro en sus propios barrios, ellos y sus padres probablemente continuarán viendo la migración como su mejor, aunque de cualquier manera mala, opción."


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