Ahora, Obama puede atender más a la región

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Casi sin aviso, temas que durante mucho tiempo figuraron en el orden del día entre Estados Unidos y América Latina reviven, ahora que Barack Obama encara su segundo mandato. La inmigración, Cuba, y las drogas siempre tuvieron una dosis excepcionalmente alta de política interna, y todavía la tienen, pero los resultados de las recientes elecciones estadounidenses indican que los obstáculos para el avance podrían estar cediendo. Es notable el súbito optimismo en relación a la reforma migratoria en el segundo mandato de Obama. Los observadores no tenían por qué sorprenderse tanto por lo crucial que fue el “voto latino” en las elecciones. Si bien tardó en avanzar en materia de inmigración y llevó adelante una política de deportaciones agresiva, Obama fue preferido a un Partido Republicano que asustó a los inmigrantes con su retórica ofensiva. Obama prometió que, después de ocuparse de su prioridad número uno –evitar una crisis fiscal- propondrá una reforma migratoria. Los países sudamericanos celebrarían ese cambio, que mejoraría la cooperación con los Estados Unidos en otras cuestiones. Más que la inmigración, América Latina recibiría con entusiasmo un cambio importante en la política estadounidense hacia Cuba. En su primer mandato, Obama dio algunos pasos hacia la apertura levantando restricciones a las remesas y a los viajes de cubanos-americanos. La Casa Blanca los consideró importantes, pero en América Latina dichas medidas fueron consideradas casi insignificantes. La visión es que la política hacia Cuba ha sido tomada como rehén por la influyente comunidad cubana-americana de línea dura en Miami. En esta elección, empero, Obama obtuvo la mitad de los votos de esa comunidad, un gran salto respecto de 2008. Los cubanos-americanos más jóvenes quieren modificar una política fracasada hacia Cuba y no son votantes por un tema único, como la generación más vieja. La Cumbre hemisférica de Cartagena reveló hasta qué punto los líderes latinoamericanos se sienten frustrados con la política contra la droga manejada por los Estados Unidos. Reclamaron un debate y la consideración de enfoques alternativos. A las iniciativas de la región – se destaca la ley de Uruguay sobre legalización de la marihuana - se han sumado votos a nivel de los estados en Washington y Colorado para despenalizar el uso recreativo de la marihuana. La administración Obama no está ansiosa por introducir cambios en la política contra la droga, pero será difícil ignorar las claras tendencias de la opinión pública en los Estados Unidos y la creciente presión en América Latina para repensar un enfoque que no está funcionando.

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