Brasil, elecciones y clases medias

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Jonas Pereira / Agência Senado / CC BY 2.0

La carrera presidencial brasileña esta siendo muy reñida. Pocas semanas después de la sustitución de Eduardo Campos como candidato del PSB en agosto, en la mayoría de las encuestas, Marina Silva superó a la presidenta Dilma Rousseff como favorita.

A pesar de su carisma evidente y atractivo como una “outsider” los números de Marina han caído en las últimas semanas. Ahora está algo detrás de Dilma.

El tercer candidato en el ranking, Aécio Neves, también se está beneficiando del descenso de Marina, pero parece casi seguro que Dilma y Marina terminarán como primera-segunda en la jornada electoral del 5 de octubre, y es imposible predecir una segunda vuelta el 26 de octubre.

La base, en la escala de ingresos, de las clases de Brasil votará seguramente por Dilma. El Partido de los Trabajadores (PT) ha sido durante mucho tiempo su partido, y el líder político más popular de Brasil, Lula da Silva, participará activamente en la campaña a favor de su protegida.

Aunque los tropiezos en la economía de Brasil y la inestabilidad política han reducido el apoyo de Dilma, los pobres del país se han beneficiado en gran medida de las políticas y programas de PT en los últimos doce años, y la mayoría se quedará con Lula y el partido.

Las encuestas sugieren que el apoyo de Aécio está en gran parte en las capas de mayores ingresos de Brasil, y que se desplazará principalmente hacia Marina en la segunda ronda. Importante partidarios Aecio, como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, ya están cantando alabanzas de Marina.

La elección, sin embargo, se decidirá con el voto de las clases medias, que ahora son la mayoría de los votantes de Brasil. Hoy por hoy se dividen en partes iguales entre Dilma y Marina. Se desea un cambio – un mejor gobierno, servicios de mayor calidad, una economía en crecimiento y salarios más altos. Pero las clases medias conocen auges y caídas, y también quieren proteger lo que ya tienen.

Marina es la voz del cambio, pero no ha sido probada. Dilma es lo menos arriesgado, el aspecto más conocido de la continuidad. Es difícil predecir lo que los brasileños elegirán. Y todavía más difícil saber qué diferencias se producirán.