Después de ser reelegido, el presidente Juan Manuel Santos tiene una dura tarea por delante. Y eso se aplica no solo a lograr avances en el proceso de paz, sino también a lograr una mayor armonía social. En el sector energético, Santos debe conseguir el apoyo de las empresas y de los movimientos sociales para promover políticas que fomenten la inversión y para garantizar, al mismo tiempo, los mayores beneficios para el país.
En su primer período, Santos identificó el sector del petróleo, que contribuye con el 5,6 por ciento del PIB, como un motor económico clave. Pero también trató de abordar las preocupaciones ambientales y sociales, que su predecesor ignoró en aras de atraer la inversión necesaria. Sin embargo, aún no se ha logrado el equilibrio entre los intereses económicos y los intereses ambientales. La inversión y la producción se han estancado, mientras que otras preocupaciones siguen sin resolverse.
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