La crisis sanitaria le ha brindado a China la posibilidad de asumir un papel más importante en la región y la ha aprovechado. Desde 2016, China ha intentado desarrollar una política hacia la región dirigida a compensar las deficiencias de los planes estadounidenses. Eso ha llevado a Pekín, a reforzar su papel en temas relacionados con el comercio multilateral, el cambio climático y las energías renovables.