Press Mentions

Los conocimientos y competencias de los docentes constituyen el factor de mayor importancia para la educación de calidad y ésta sólo la podemos asegurar formando y estimulando al profesorado en la actualización de aprendizajes adecuados para su labor docente.
Es indudable que en Latinoamérica hay una crisis de aprendizaje. Si existe una bala de plata para enfrentar la problemática son los docentes de calidad. Cuando miramos a Argentina en una perspectiva regional, hay grandes brechas. Nos damos cuenta de que no está bien.
Argentina y Brasil son los únicos dos países de la región que no tienen una política integral de educación del inglés a nivel nacional, pero Brasil ha dado pasos adelante desde el Ministerio de Educación y terminaron definiendo al inglés como una prioridad educativa.
En general la región carece de políticas nacionales bien desarrolladas. Esto, combinado con el bajo nivel general de los docentes, no ayuda a mejorar los niveles de bilingüismo, a pesar de los esfuerzos que se vienen haciendo en la región desde hace varios años.
La buena noticia es que evidenciamos un fuerte interés y demanda por parte de los países para mejorar la enseñanza del inglés. La mala noticia es que los resultados todavía no son los deseados.
Las empresas no están encontrando profesionales con dominio de lenguas extranjeras, manejo de programas y herramientas tecnológicas y conocimiento específico del sector al que pertenecen.
Los maestros no deben ser teóricos de la pedagogía, sino gente que logre manejar con excelencia las técnicas docentes y también los contenidos disciplinares. Si enseña matemática, debe saber de matemática y de cómo enseñarla a sus alumnos con la mayor efectividad.
Se invirtió mucho (en educación), pero no en calidad. La diferencia en niveles de progreso de aprendizaje son impresionantes y pone a América Latina en desventaja en la competencia económica. 
La historia es que los Gobiernos han dado importancia a la educación. Han gastado más plata y con eso han logrado incorporar a más niños y jóvenes a la escuela. Ahora, eso no se ha traducido en que los jóvenes aprendan más. Ha ido bien en cantidad, pero menos bien en calidad.