La pandemia tiene en crisis los derechos de la niñez – Entrevista con Ángela Constanza Jerez

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¿Cómo ha afectado la pandemia al crecimiento de los niños y niñas de la región? En Colombia, la organización NiñezYA busca comprender cómo la pandemia ha afectado a la niñez y ha puesto en riesgo sus derechos. Tuvimos la oportunidad de conversar con Ángela Constanza Jerez Trujillo, coordinadora de NiñezYA, sobre su nuevo informe y sus implicaciones para Colombia y Latinoamérica.

El informe destaca que la pandemia dejará huellas en todos nosotros, pero especialmente en los niños, niñas y adolescentes. Si bien en términos médicos esta población no es considerada grupo de riesgo por el virus, el impacto se ha visto a través de un repunte importante de muertes maternas, la no asistencia de niños y niñas a atenciones de salud, un aumento de la inseguridad alimentaria, menor acceso a alimentos saludables y reducciones de las porciones de comidas. El Banco Mundial estima que entre 88 y 115 millones de personas quedaron en la pobreza extrema en 2020. ¿Cuáles son las consecuencias esperables de esta situación?

En NiñezYA hemos analizado la situación particular para Colombia en relación con estos temas y el ejercicio nos deja muy preocupados. En el caso particular de las muertes maternas vemos que tienen un efecto devastador en los infantes. Los estudios demuestran que la probabilidad de supervivencia en niñas y niños cuya madre murió durante los primeros 42 días después del parto es mucho menor si se compara con niñas y niños hijos de madres que sobrevivieron. Además, las muertes maternas impiden acceder fácilmente a leche y cuidados maternos, claves en el desarrollo. En 2019 en Colombia se presentaron 261 muertes tempranas maternas, mientras que en 2020 fueron 348. Aunque no se puede afirmar que se deba a la pandemia, la situación actual lleva a pensar que los servicios hospitalarios están dando prioridad a la atención del Covid-19, limitando frentes como el cuidado materno e infantil.

Gráfico número de muertes maternas tempranas

Grafico Tasa de defunciones no fetales de recién nacidos

En cuanto a la falta de seguimiento de la salud y el desarrollo de niñas y niños las consecuencias en este momento son incalculables, ya que no se tiene conocimiento de qué pasó con aquellos que no asistieron a sus controles, especialmente en la gestación y el primer año de vida, cuando sucede el mayor desarrollo de los seres humanos. Tener información a tiempo de las dificultades que puedan tener niñas y niños en su crecimiento hace toda la diferencia para tomar las medidas pertinentes.

Y en el caso de la inseguridad alimentaria, que está relacionada de manera directa con la falta de ingresos de las familias, las investigaciones demuestran que está afectando a las poblaciones más vulnerables e, incluso, a aquellas que no lo eran. Antes de la llegada de la pandemia y las restricciones, un total de 89,3 por ciento de hogares de Colombia consumían tres comidas al día, ahora es el 69,3 por ciento, según la encuesta Pulso Social del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de diciembre de 2020. En ciertas regiones del país, el porcentaje es mucho más bajo. Es el caso de la región Caribe hay ciudades como Santa Marta donde pasó de 99,5 por ciento a 40,1 por ciento o Cartagena que estaba en 70,3 por ciento y ahora está en 34,1 por ciento (vea el gráfico en el informe).

Esta situación traerá como consecuencias el sobrepeso y la desnutrición crónica y aguda, condiciones que aumentan el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles y, en el caso de niñas y niños de primera infancia implicarán rezagos para el resto de su vida. La desnutrición crónica afecta el desarrollo físico y cognitivo y la desnutrición aguda puede conducir a la muerte. Fundación Éxito calcula que Colombia retrocederá cuatro años en la meta que tenía para 2034 de tener cero casos de desnutrición crónica en menores de 5 años, que hoy está en 10,8 por ciento en promedio.

¿Qué acciones deberían tomar los países de la región para remediar esta situación?

En NiñezYA estamos abogando por las siguientes acciones (vea la lista completa):

  • Realizar de manera regular encuestas y sondeos en las diferentes dimensiones del bienestar porque reportan señales de alerta para la toma de decisiones. Es importante que se tengan en cuenta los diferentes momentos del desarrollo, puesto que los efectos no son los mismos en la primera infancia, la infancia, la adolescencia o la juventud.
  • Flexibilizar procesos administrativos que permitan dotar a las comunidades de agua, saneamiento y adecuación del entorno educativo con la urgencia que el contexto plantea.
  • Establecer de manera prioritaria estrategias para la atención de personas gestantes en medio de la contingencia que permitan reducir en primera instancia las muertes maternas y las implicaciones que pueden tener en niñas y niños.
  • Favorecer las estrategias que mantengan los controles de desarrollo de niñas y niños y las consejerías en lactancia materna, porque combate la desnutrición y es efectiva contra la inseguridad alimentaria.
  • Priorizar la intervención en las regiones donde se conjugan las mayores prevalencias de desnutrición y niveles de afectación por el Covid-19, incluyendo a los territorios con mayores probabilidades de inseguridad alimentaria por falta de producción o incapacidad de adquisición de alimentos.
  • Asegurar que todos los hogares accedan a la alimentación suficiente y nutritiva.
  • Trabajar de manera conjunta instituciones del gobierno, sociedad civil, academia y cooperación internacional, entre otros, para proporcionar medios de subsistencia a las familias más vulnerables y operar de manera pertinente los mecanismos necesarios para la protección integral a la niñez, teniendo en cuenta aspectos diferenciales como género, pertenencia étnica, ubicación geográfica, condición de discapacidad, entre otras situaciones y/o condiciones. Unir esfuerzos entre gobiernos locales y nacional, organizaciones de la sociedad civil y cooperación internacional para atender los desafíos sociales y económicos de la pandemia en niñas, niños y adolescentes.

Hemos observado que durante la pandemia la salud física y emocional de los niños, niñas y adolescentes ha sufrido enormemente. Este estudio resalta que “los efectos en el estado socioemocional de los niños y niñas, así como de los apoderados y cuidadores, es otro problema relevante”, que se evidencia en las encuestas donde se mencionan síntomas de mayor ansiedad y preocupación. ¿Qué efectos de largo plazo se pueden esperar de esta situación? ¿Cómo se debería abordar este problema? ¿Qué sectores y actores deberían tener un rol relevante en abordar este tema?

Efectivamente entre los asuntos que nos inquietan relacionados con la salud está el estado emocional de niñas, niños, adolescentes y sus familias. Diferentes sondeos y encuestas evidencian problemas socioemocionales en niñas, niños, adolescentes y sus padres, madres y cuidadores. La falta de interacción social, la limitación en las demostraciones de afecto y el hecho de vivir en un contexto en el que la mayor parte del tiempo se experimenta miedo, pueden afectar la inteligencia emocional y el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y comunicativas no verbales en niñas y niños, especialmente en los más pequeños.

Los efectos emocionales de los adultos impactan a niñas, niños y adolescentes. Por un lado, la presencia de niveles tóxicos de estrés durante el embarazo puede afectar el desarrollo de las estructuras cerebrales del feto que está en el vientre. Y, por otro lado, los altos niveles de estrés que experimentan los adultos pueden interferir de forma grave en sus habilidades para llevar a cabo tareas de cuidado y crianza.

Consideramos que la mejor manera de abordar este asunto es retornando a los centros de desarrollo infantil y colegios, con todas las medidas de bioseguridad. De igual forma, capacitando y acompañando a cuidadores y maestros para que puedan apoyar a niñas, niños y adolescentes en el proceso que están viviendo y que es inédito para todos nosotros. En ese sentido, se requiere de la participación del sector educativo, el sector salud, las asociaciones de padres de familia, los expertos en educación y salud mental y la sociedad civil, entre otros. Es importante escuchar a niñas, niños y adolescentes sobre cómo abordar esta problemática y seguir sus opiniones.

La evidencia científica sustenta la relevancia de la educación preescolar, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (2020) a partir de una simulación estima pérdidas significativas de producto interno bruto (PIB) si los niños dejan de asistir a la educación preescolar. Durante la pandemia los países han invertido en la tecnología educativa para poder apoyar a la educación remota, sin embargo, muchos estudiantes todavía no tienen acceso a dispositivos o conexión a internet estable. Esto ha aumentado las brechas de aprendizaje y la inequidad en la educación. Considerando lo aprendido durante la pandemia respecto al uso y acceso a Tecnologías de la información y la comunicación (TICs) y, la relación entre asistencia presencial y virtual ¿qué medidas se deberían reforzar para garantizar el acceso universal a la educación de calidad en Colombia y otros países de la región? 

En el caso de Colombia, que es similar al resto de la región, el acceso a internet y dispositivos no ha sido igual para niñas, niños y adolescentes. Esto depende de su estrato socioeconómico y del lugar en el que estén (rural o urbano). Solo para mostrar un ejemplo, en el caso de Bogotá (la capital) 8 de cada 10 estudiantes de colegios privados tienen acceso a internet de alta velocidad, mientras que 5 de cada 10 estudiantes de colegios públicos tienen acceso a internet de alta velocidad (Centro Nacional de Consultoría, Universidad de Los Andes y ProBogotá). A eso hay que agregarle que las capacidades de los adultos que los acompañan y supervisan no son iguales y eso también impacta en la educación.

NiñezYA apoya las medidas que han señalado expertos en educación, varios de los cuales están en nuestra coalición. Estas incluyen (vea la lista completa aquí):

  • Procurar que todas las y los estudiantes, independientemente de que estén en colegio público o privado o de su nivel socioeconómico, puedan estar conectados con su colegio, profesores y compañeros. También el acceso a un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad acompañado de herramientas tecnológicas y de capacitación para su uso.
  • Diseñar una canasta digital para la educación, que incluya a toda la comunidad educativa.
  • Desarrollar estrategias para nivelación del aprendizaje, prevención de la deserción, bienestar emocional y generación de confianza para la alternancia, que incluya a toda la comunidad educativa. Fomentar la permanencia a través de incentivos a los trabajadores que tengan hijos en edad escolar.
  • Apoyar en la formulación e implementación de nuevas estrategias de cualificación y acompañamiento a los docentes y directivos para fortalecer la efectividad docente durante e inmediatamente después de la pandemia.
  • Anticipar estrategias para atender a los estudiantes que se trasladarán del sector privado al público, con el fin de que no se cargue el sector público ni se cause un deterioro de la calidad.

Es importante tener presente las siguientes recomendaciones para atender a la población con discapacidad, que se ha visto más excluida que antes de la pandemia, según información de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

  • Fortalecer la recopilación y sistematización de datos sobre discapacidad en los instrumentos de los sistemas nacionales estadísticos.
  • Imprimir un enfoque inclusivo, diferencial y transversal a todas las políticas y acciones ejecutadas para mitigar los efectos de la pandemia, dando participación a la población con discapacidad y a organizaciones de la sociedad civil.
  • Hacer las adaptaciones y los ajustes que se requieren para proteger el principio de no discriminación por motivo de discapacidad en el suministro de los servicios básicos de salud.
  • Lograr que las medidas universales (adaptaciones curriculares y diseño inclusivo de las plataformas y propuestas de educación en línea) sean acompañadas de recursos de apoyo para familias y comunidad, y que no sean solo para este momento.

En Colombia, el estudio resalta que existe preocupación en la comunidad por la deserción escolar. ¿Qué recomendaciones se pueden hacer a los gobiernos y los centros educativos para poder combatir la deserción escolar en 2021 y durante la pospandemia?

Es importante precisar que el dato de deserción que se menciona de 7,6 por ciento es para el caso concreto de Bogotá, la ciudad capital, y que podría llegar a ser el triple de la que se reportó en 2020. A nivel nacional no se tiene información al respecto. Desde NiñezYA estamos apoyando en el retorno de niñas, niños y adolescentes a los colegios, con todas las medidas de bioseguridad con la campaña denominada PresentesYA. En la actualidad, marzo 31 de 2021, solo ha regresado el 11,6 por ciento de los estudiantes de instituciones educativas del sector oficial (según cifras de Fundación Empresarios por la Educación, integrante de NiñezYA).

Para que puedan volver se requiere, por un lado, que los entes territoriales ejecuten los recursos asignados desde el nivel central para las adecuaciones que necesitan las instituciones educativas. A la fecha mencionada, solo se ha ejecutado el 22,7 por ciento de dichos recursos. Por otro lado, es urgente que el gobierno central finalice las obras que se venían adelantando para actualizar la infraestructura escolar que tenía grandes rezagos (edificaciones de hace 60 años que no contaban con servicios básicos como agua, alcantarillado, luz y baterías sanitarias). De igual forma, diseñar estrategias que combatan las razones de la deserción, las cuales tienen que ver con problemas escolares (de aprendizaje) y familiares (de ingresos, entre otras).

La Fundación Empresarios por la Educación, integrante de NiñezYA, realizó una encuesta a Secretarios de Educación del país, que representan el 64,4 por ciento de la matrícula escolar, ellos señalaron varios elementos importantes que se deben tener en cuenta al elaborar estrategias para combatir la deserción, entre ellos: 

  • Continuar fomentando el diálogo entre los miembros de la comunidad educativa para construir confianza y mitigar las percepciones de riesgo frente a la reapertura escolar.
  • Fortalecer las campañas de retorno seguro a las aulas y priorizar los procesos de fortalecimiento docente en esquemas presenciales y no presenciales de enseñanza para garantizar la calidad educativa.
  • Incorporar esquemas de monitoreo y evaluación de los programas de formación adelantados buscando identificar prácticas escalables.
  • Fortalecer los equipos especializados de las Secretarías de Educación que acompañan a las Instituciones Educativas para facilitar la recuperación de los aprendizajes y los ajustes del currículo necesarios en el contexto actual.
  • Acompañar a las instituciones educativas en la incorporación de contenidos digitales de calidad en los esquemas no presenciales de enseñanza y aprendizaje.
  • Entregar guías, materiales impresos y otros recursos que no requieran conectividad. Esto toma mayor relevancia al considerar que el modelo de alternancia también requiere de esquemas no presenciales.

La violencia intrafamiliar ha sido un reto mayor durante la pandemia en la región. En el informe, una recomendación clave para mitigar la violencia intrafamiliar y situaciones de riesgo contra el bienestar de la niñez es fortalecer las “relaciones interpersonales, familiares y comunitarias pacíficas, basadas en el respeto, la reciprocidad y la comunicación” sobre todo que las “niñas, niños y adolescentes necesitan nuevos paradigmas basados en una crianza con amor y en la construcción de roles de género equitativos.” ¿Qué actores claves pueden apoyar y promover esta recomendación en Colombia? ¿Han habido programas exitosos que promuevan una comunicación sana en el hogar?

Al filo de la media noche del 23 de marzo, el Congreso de Colombia aprobó la ley contra el castigo físico, lo cual implica que padres, madres y cuidadores no pueden utilizar ninguna forma de maltrato para educar a niñas, niños y adolescentes. La ley, además, tiene una finalidad pedagógica, persuasiva y alternativa, a través de la promoción de prácticas de crianza sin violencia, amorosas y respetuosas con los derechos fundamentales de niñas y niños de Colombia. Para ello, el proyecto fomenta la creación de una estrategia nacional pedagógica, por medio de la cual los padres y madres de familia pueden acceder a orientación y acompañamiento psicológico para adquirir herramientas que los ayudarán a formar a sus hijos y corregirlos sin violencia. En esta estrategia se espera que estén entidades del gobierno relacionadas con esta temática, sociedad civil, padres y madres de familia y coaliciones como NiñezYA.

Una reflexión final: la importancia del juego y las conversaciones sanas son un aspecto crucial para el desarrollo de los niños y las niñas. ¿Cómo pueden los países de la región recuperar espacios lúdicos y sanos después de la pandemia? ¿Quién(es) pueden liderar estos esfuerzos?

Una investigación longitudinal que realizó la Universidad Nacional de Colombia a niñas y niños que asistían y no asistían a ludotecas mostró que los primeros lograban desarrollar habilidades para la convivencia, como capacidad para escuchar, negociar, ponerse en los zapatos del otro y crear. Definitivamente es importante que los gobiernos nacionales y locales faciliten espacios exclusivos para que niñas y niños puedan jugar entre ellos y tengan encuentros con adultos. Esto favorece la sana convivencia en familia y la empatía entre pares. Desde NiñezYA sugerimos:

  • Reconocer la importancia de asignar presupuestos para espacios sostenibles de calidad con personal preparado e infraestructura apropiada para el disfrute del juego, en ludotecas, bibliotecas y parques públicos, asegurando que niñas y niños se sientan seguros sin riesgos ambientales o sociales. Deben tenerse en cuenta aspectos diferenciales como el género, la pertenencia étnica, la ubicación geográfica y la condición de discapacidad, entre otras situaciones y/o condiciones.
  • Crear programas permanentes para que las familias comprendan la importancia del retorno progresivo y seguro a las actividades de juego, recreación, deporte y cultura de niñas, niños y adolescentes en espacios abiertos.
  • Insistir en formar a docentes, madres, padres y cuidadores sobre la importancia de reconocer el juego un derecho importante

Todos estos esfuerzos los deben liderar las autoridades locales incluyendo a toda la comunidad y escuchando a niñas, niños y adolescentes.

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La pandemia tiene en crisis los derechos de la niñez – Informe NiñezYA.


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˙Alejandro Ganimian