La reforma de la OEA

˙ Voces

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En los últimos meses, la OEA ha tenido una inusual presencia en los medios de comunicación. Esa atención la ha atraído por las razones correctas. El Secretario General Luis Almagro ha asumido una posición beligerante en defensa de la democracia en Venezuela. Con ello, ha insuflado vida a una organización cuya principal razón de ser es defender la transformación política experimentada por el hemisferio desde hace cuatro décadas.

El protagonismo de Almagro no alcanza, sin embargo, para esconder los profundos problemas que aquejan a la OEA, acumulados a lo largo de muchos años y que comprometen su viabilidad futura. Para utilizar una metáfora médica, Almagro ha inyectado una dosis de esteroides a un organismo adormecido y debilitado por numerosas enfermedades, creando así un espejismo de vitalidad en un cuerpo que languidece.

 

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