Los primeros años: Un llamado a la acción

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El Banco Interamericano de Desarrollo publicó la semana pasada su reporte anual de Desarrollo en las Américas. Los primeros años lidia con uno de los retos más críticos en Latinoamérica: reducir las grandes brechas  de desarrollo que muestran los niños y niñas de la región. Lo hace de manera clara, rigurosa y sistemática. El libro tiene todos los ingredientes necesarios para influir de manera contundente en la manera como se piensan y debaten las políticas de desarrollo infantil en la región.

Lo primero que el libro logra extremadamente bien es la documentación del estado del desarrollo infantil en la región. Analiza una serie de dimensiones, desde la salud y la nutrición hasta el desarrollo de habilidades cognitivas y lingüísticas. Nos lleva a zonas incómodas, poniendo en evidencia el trato increíblemente severo que padecen los niños y niñas de Latinoamérica. Todo esto lo hace de manera muy detallada, metiendo al lector de lleno en una revisión de material que ni siquiera algunos de nosotros que hemos estudiado el tema por tantos años habíamos considerado. Los capítulos están tan nítidamente escritos que no nos damos cuenta que acabamos de recibir una corta lección acerca de la complejidad que implica medir el desarrollo infantil. Al final de la primera parte del libro, nos sentimos profundamente tocados por el gran reto ético que implica el estado tan pobre del desarrollo infantil en la región. Al mismo tiempo, la reseña nos da un sentido claro de las potenciales ganancias económicas y sociales que podrían obtener los países latinoamericanos si invirtieran más y mejor en sus niños y niñas.   

El siguiente paso en el argumento lógico de Los primeros años es demostrarnos como mejorar el bienestar infantil. En este caso, el libro hace dos contribuciones extremadamente valiosas. Primero, nos da una perspectiva amplia al enfocarse no solo en el rol tradicional de los servicios de salud y educación, sino también al mirar el rol de las familias, las comunidades y los cuidadores. Segundo, usando como referente la tradición de rigurosas revisiones científicas, toma en consideración las limitaciones de los datos y métodos de evaluación para así aportar una evaluación balanceada y sistemática de qué funciona y qué no a la hora de mejorar los indicadores de desarrollo infantil. De esta manera, aprendemos sobre los grandes efectos positivos de los programas de estimulación temprana que trabajan con familias pobres de manera sistemática. También recibimos una fuerte advertencia con respecto a las instituciones de cuidado infantil de mala calidad. Finalmente, nos sorprende con la evidencia que demuestra los grandes efectos de tener un buen profesor sobre las habilidades de aprendizaje de los niños y niñas.

La parte final del libro nos ayuda a responder la difícil pregunta de qué se debe hacer. En temas como este, solemos escuchar discursos pomposos que hacen un llamado a hacer más, pidiéndoles a los gobiernos grandes inversiones para expandir servicios como si solo eso solucionara los problemas actuales. Los primeros años, por el contrario, asume una posición valiente al considerar la costo-efectividad de otras alternativas. Para aclarar, los autores del libro no dudan que los países latinoamericanos deben invertir más en el desarrollo infantil, y lo enfatizan de manera explícita. Pero también tienen claro que lanzarle dinero al problema no es la solución y que la expansión masiva de servicios, en especial servicios de cuidado infantil, es demasiado costosa y probablemente no tendrá los efectos deseados. A lo largo del libro, los autores enfatizan lo crucial que es reducir las brechas entre los pobres y los menos pobres. Por consecuencia, consideran que es imperativo priorizar la expansión de servicios de alta calidad para los más vulnerables y evitar el llamado frecuente a universalizar los servicios – lo cual en la práctica significaría servicios mediocres para la mayoría de los niños.

El desarrollo de la primera infancia se está convirtiendo, gradualmente, en una prioridad política en Latinoamérica. Los gobiernos de varios países han comenzado a hacer de este tema un componente explícito de su agenda política. Aunque los retos varían por país, hay varios asuntos comunes que cualquier agenda para el desarrollo infantil debe abarcar. Todos los países aún deben definir una serie de objetivos e indicadores para el desarrollo infantil que orienten las acciones públicas y sirvan de base para monitorear su progreso. Para abordar la naturaleza transversal de los programas de desarrollo infantil, se requiere una coordinación importante dentro de los gobiernos. Estos deben aumentar los presupuestos y fortalecer los mecanismos para administrar servicios de primera infancia de calidad.

Los primeros años se publica en un momento muy pertinente. Puede que estemos cerca de un punto de inflexión en el proceso de cambiar la manera en que las sociedades invierten en sus niños y niñas. Sinceramente espero que este libro nos ayude a acercarnos aún más a ese punto.

 

Ariel Fiszbein es el Director del programa de Educación del Diálogo Interamericano. Lo puedes seguir en Twitter @arielfiszbein

Crédito de la imagen: Danielle Pereira / CC BY 2.0