Políticas de trabajo infantil en Ecuador: Nuevo enfoque

˙ PREAL Blog

Este artículo también está disponible en: Inglés

El programa de Educación del Diálogo Interamericano, a través de su sitio web PREAL Blog, le abre las puertas a jóvenes interesados en los problemas de educación y desarrollo humano en América Latina, y les ofrece un espacio en el que pueden compartir sus ideas, investigaciones y recomendaciones de política. En esta edición, David Ehle (Magister en Desarrollo Internacional) examina el Plan Nacional para la Prevención y Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil en Ecuador (PETI) y ofrece recomendaciones de política.   

Introducción 

En los últimos años, el gobierno de Ecuador ha hecho un esfuerzo concertado para erradicar el trabajo infantil. La evidencia sugiere que ha habido avances; sin embargo, los esfuerzos han enfrentado  resistencia, no por parte de los dueños de fábricas y plantaciones que quieran explotar el trabajo infantil, sino por los mismos niños que trabajan en ellas. El siguiente análisis examina el Plan Nacional para la Prevención y Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil en el Ecuador (PETI), sus fortalezas, debilidades y recomendaciones para el futuro.

El trabajo infantil en Ecuador

Ecuador tiene el índice de trabajo infantil más alto de América Latina. Cifras oficiales de 2006 estimaban que 11% de los niños entre 5 y 17 años estaban económicamente activos.[i] Más adelante, cifras oficiales de 2012 sugerían que el índice de trabajo infantil se redujo hasta el 8.56%. Sin embargo, un estudio independiente del 2009 estimó que esta cifra se encontraba alrededor del 39%.[ii] Esta discrepancia de datos sugiere que existe una seria deficiencia en las estrategias oficiales para la medición del trabajo infantil que debe ser corregida.[iii]

¿Qué se ha logrado?

Los esfuerzos para combatir el trabajo infantil en Ecuador han incluido acciones legislativas y de sanciones legales para quienes lo perpetúan. Programas como el Bono de Desarrollo Humano (BDH), una transferencia de dinero incondicional, han sido usados para incentivar a las familias a no mandar a sus hijos a trabajar.

La legislación que prohíbe el trabajo infantil e impone sanciones para aquellos que lo practican está en línea con los estándares internacionales. Sin embargo, una serie de organizaciones de la sociedad civil que trabajan con niños trabajadores han desafiado estas políticas, argumentando que son dañinas para las familias de estos niños. Un representante de ECUVIFATS (Ecuador Virtudes y Fortalezas de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, una rama local de la unión regional de niños trabajadores Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, MOLACNATS) ha argumentado recientemente que las políticas vigentes no toman en cuenta las necesidades de los sectores más pobres de la sociedad.[iv]

Para muchos niños, trabajar es una necesidad económica. Actualmente la Dirección Nacional de Policía Especializada Para Niños, Niñas y Adolescentes (DINAPEN) impone políticas de trabajo infantil que multan, y a veces hasta encarcelan, a padres de familia que mandan a sus hijos a trabajar. Cuando estas políticas son exitosas, sin embargo, los niños y sus hermanos enfrentan un menor bienestar, ya que sus familias pierden una fuente de ingreso.

Dada la necesidad de este ingreso adicional, muchos de los que trabajan en contra del trabajo infantil temen que estas políticas hagan que los niños que actualmente trabajan en lugares públicos vendiendo dulces, lustrando zapatos o haciendo otro tipo de trabajo ligero, empiecen a trabajar de noche o en actividades más ocultas.[v] Esto los podría exponer a más peligros y riesgos de los que enfrentan actualmente.

El Bono de Desarrollo Humano llevó a la disminución del trabajo infantil entre las familias receptoras. No obstante, un estudio mostró que este efecto se debió principalmente a la tardía entrada a la fuerza laboral, y que tuvo muy poco efecto entre las familias en las cuales los niños ya formaban parte de la fuerza laboral.[vi] Adicionalmente, esta transferencia de dinero es de apenas $15 al mes, mucho menor al ingreso medio de un niño trabajador en Ecuador, el cual es aproximadamente $80 al mes.[vii]

Problemas de implementación

El PETI distingue entre los niños que están económicamente activos y los niños que están siendo explotados o trabajando en condiciones peligrosas. En la práctica, sin embargo, DINAPEN y otras agencias han generalizado a todos los niños trabajadores en una sola categoría. Una de las mayores preocupaciones sobre el trabajo infantil es que este interfiere con el desarrollo y la educación del niño. Pero, contrario a lo que muchos piensan, un estudio sugiere que los niños que hacen trabajo ligero 10 horas a la semana o menos, tienen en realidad mayores tasas de inscripción que los niños que no trabajan, probablemente porque su ingreso les da la oportunidad de pagar gastos necesarios como transporte, libros, etc.[viii]

A pesar de que el PETI exige un esfuerzo dirigido a la lucha contra el trabajo peligroso y explotador, e incluye provisiones para la participación activa de organizaciones de la sociedad civil que trabajan con niños, en práctica no se ha implementado de esta manera. Todos los niños trabajadores están en riesgo de sanciones penales, y las principales organizaciones de la sociedad civil, incluyendo el sindicato de niños trabadores, ECUVIFATS, no han recibido la atención adecuada.

Recomendaciones

1. El estado debe cambiar el enfoque de su política hacia las causas del problema

Pocas personas argumentarían que el trabajo infantil no debe ser erradicado. Sin embargo, aunque todos podemos estar de acuerdo con el objetivo final, los medios para lograrlo necesitan modificación. La política actual se concentra demasiado en las consecuencias legales para los niños trabajadores, sus padres y aquellos que los explotan. En cambio, se debería concentrar en proporcionar mayores oportunidades económicas para las familias para que así no tengan la presión de mandar a sus hijos a trabajar. La mentalidad de los legisladores debería cambiar de una posición de “Ningún niño debería trabajar” a una de “Ningún niño debería tener que trabajar”.

2. El estado debe entender el tema de trabajo infantil en mayor profundidad

Hay enormes discrepancias entre las cifras oficiales y las producidas por estudios independientes. Además, la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil presenta sólo datos agregados, sin distinción en el número de horas trabajadas o el tipo de trabajo. Esta encuesta sólo nos dice si el niño trabaja o no, incluyendo algunos indicadores socioeconómicos. Todos los indicadores estudiados en la encuesta son de naturaleza cuantitativa. Es esencial que el gobierno lleve a cabo un estudio más completo, con datos cuantitativos y cualitativos, para así entender las causas fundamentales del trabajo infantil y las posibles soluciones. Los datos deben ser desagregados por sector, número de horas trabajadas y nivel de pobreza, entre otros factores.

3. Las políticas deben ser más específicas e implementadas más estrictamente

El plan PETI se concentra específicamente en el trabajo infantil explotador y peligroso. Muchos niños en Ecuador trabajan en minas o en grandes plantaciones. Este tipo de explotación es un crimen que debe ser eliminado inmediatamente. Sin embargo, miles de niños realizan trabajo ligero en negocios familiares o venden sus propios bienes algunas horas a la semana. El plan PETI no pretende erradicar este tipo de trabajo; tampoco lo hacen las políticas oficiales de organizaciones internacionales como ILO o UNICEF.

No obstante, en la práctica muchos niños y padres han sido multados e incluso enviados a la cárcel por este tipo de actividades, en algunos casos empujándolos aún más hacia la pobreza. A los niños que realizan trabajo ligero se les debería permitir hacerlo, siempre y cuando sigan asistiendo de la escuela, ya que impedirlo solo reduciría el bienestar del hogar. La política del estado debe centrarse en expandir la seguridad social y las oportunidades económicas de las familias, como veremos a continuación. Pero hasta entonces, las familias deben tener la libertad de trabajar con el fin de proveer para su propio bienestar.

4. El estado debe expandir la seguridad social

El BDH ha sido efectivo en prevenir el trabajo infantil en muchos hogares, pero la cobertura es aún muy baja y la transferencia de dinero es muy pequeña como para tener un efecto significativo en las familias más pobres. Se debe aumentar y graduar la cantidad de la transferencia para que las familias reciban una ayuda proporcional a su necesidad. Otros programas, como los de capacitación técnica y de empleo para adultos, pueden ayudar a mejorar el bienestar de los hogares, y así disminuir la necesidad de mandar al niño a trabajar. El estado también debe considerar programas de subsidios y de donativos en especie a familias necesitadas, para así reducir el costo de mandar a los niños a trabajar.

5. El estado debe invertir más en la educación

Tradicionalmente se creía que ingresos más altos eliminarían el trabajo infantil. Estudios recientes mostraron que esto no es necesariamente cierto; muchos niños trabajadores y padres han identificado las fallas del sistema educativo como una razón para que sus hijos trabajen.[ix] El gobierno ecuatoriano ha logrado avances significativos en la inversión y en la reforma del sistema educativo en los últimos años. Este progreso debe continuar y se debe fortalecer, especialmente en áreas rurales remotas donde predomina el trabajo infantil. 

En la mayoría de los países en desarrollo, la transición de primaria a secundaria es el momento crucial en el cual muchos jóvenes abandonan la educación y se unen tiempo completo a la fuerza laboral. Especialmente los jóvenes de pocos recursos ven muy poco beneficio en continuar sus estudios,  ya que en cambio pueden estar generando ingresos. El estado debe considerar incorporar mejores programas de aprendizaje y cursos de habilidades técnicas en su sistema educativo para que la escuela secundaria sea más relevante para los jóvenes.

6. Aumentar la participación de organizaciones de la sociedad civil

ECUVIFATS se mantiene activa en la lucha por los derechos de los niños trabajadores, incluyendo el derecho a trabajar. Otras ONGs y organizaciones religiosas como el Centro del Muchacho Trabajador, Centro Integral de la Niñez y Adolescencia y Proyecto Salesiano trabajan directamente con niños trabajadores y sus familias. Los grupos indígenas también se ven afectados por las políticas de trabajo infantil, ya que estas muchas veces interfieren con los valores tradicionales de trabajo familiar y con la producción artesanal. Estas organizaciones son las que están en mayor contacto con la realidad de los niños trabajadores en el país, y sus voces deben ser escuchadas. A futuro, la formación de políticas debe contar con la opinión y participación activa de estas organizaciones. Adicionalmente, se deben incluir mecanismos para que las organizaciones puedan presentar denuncias si las políticas no son implementadas correctamente.

Conclusión

El gobierno ecuatoriano ha hecho esfuerzos importantes para erradicar el trabajo infantil. Los niños que trabajan tienden a ganar menos cuando son adultos, y por eso tienden a sentir más presión económica de mandar a sus hijos a trabajar. Si queremos crear una sociedad equitativa sin pobreza debemos erradicar el trabajo infantil. Sin embargo, los medios para completar este propósito deben ser justos y efectivos. La actual política no es ni justa ni efectiva, debido a la inapropiada implementación de regulaciones y al limitado alcance. Los niños trabajadores y sus familias son los más pobres y vulnerables. No se debería implementar ninguna política sin la protección adecuada en contra de los efectos negativos y cambios económicos que puedan surgir. Las recomendaciones presentadas en este análisis deberían servir para corregir las deficiencias en la implementación y expandir las intervenciones que buscan atacar las principales causas de trabajo infantil, y así establecer una sociedad más equitativa libre de pobreza.

[i] Comité Nacional Para la Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil (CONEPTI). “Plan Nacional Para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil 2008-2013”. (2007)

[ii] Peter F. Orazem, Guilherme Sedlacek and Zafiris Tzannatos, “Introduction: Child Labor and Education In Latin America,” in Child Labor and Education in Latin America: an Economic Perspective. Ed. Peter F. Orazem, Guilherme Sedlacek and Zafiris Tzannatos, (New York: Palgrave Macmillan, 2009) p. 3-20

[iii] Dirección de Estadísticas Sociodemográficas (DIES), Gobierno de la República del Ecuador, “National Child Labor Survey (ENTI),” (2013)

[iv] René Unda Lara, Daniel Llanos Erazo and Luis Herrera Montero, Espacios de Socialización de Niños, Niñas y Adolescentes en el Centro del Muchacho Trabajador. (Quito: Universidad Politécnica Salesiana, 2014)

[v] Ibid

[vi] Eric V. Edmonds and Norbert Schady, “Poverty Alleviation and Child Labor,” Working Paper 15245 (Cambridge: National Bureau of Economic Research, 2009)

[vii] Ibid

[viii] Mauricio García-Morena. “Child Work and Education In Ecuador,” in Child Work and Education: Five Case Studies from Latin America, ed. María Cristina Salazar and Walter Alarcón Glasinovich. (UNICEF 1998) p. 66-102

[ix] María Cristina Salazar. “Child Work and Education in Latin America,” in Child Work and Education: Five Case Studies from Latin America, ed. María Cristina Salazar and Walter Alarcón Glasinovich. (UNICEF 1998) p. 1-20