Violencia contra la Iglesia Católica en Nicaragua ¿Una nueva fase de represión?
La nueva onda de violencia dirigida hacia la Iglesia Católica en Nicaragua ocurre como respuesta de Ortega ante el rol que la misma ha jugado en las negociaciones.
En una entrevista por Confidencial, Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, habla de las claves del fallido acercamiento de los Ortega a Estados Unidos y la estrategia de presión internacional sobre la cúpula del régimen.
"El régimen [Ortega-Murillo] está buscando cómo tener algún tipo de comunicación, la cual había suspendido. En enero de 2022 dijo “borrón y cuenta nueva” y nosotros no vamos a tener contacto con el resto del mundo. Sin embargo, a partir de la guerra con Ucrania, Nicaragua ha visto que el nivel de aislamiento que está sufriendo es mucho mayor del que le han estado apostando. De alguna manera, se dio un intento de comunicación. La familia dio a conocer que no era el momento".
"La posibilidad del diálogo está abierta, siempre y cuando Nicaragua dé muestras de acercamiento en relación con la situación de los presos políticos. Estados Unidos no va a tener ningún otro tipo de reacción, siempre y cuando Nicaragua no responda".
"En este momento [los miembros de la Organización de los Estados Americanos] están discutiendo los Estados miembros cómo incluir la problemática de Nicaragua no solo dentro del contexto y la forma cómo ha violado alguna de las convenciones internacionales y tratados, pero también en términos de la continua impunidad que existe en el país".
"Definitivamente el tema de Nicaragua está; (pero) una resolución no va a salir, porque no es el espacio mediante el cual la cumbre opera. Lo más probable es que van a salir declaraciones, mensajes de parte de la sociedad civil, hacia los Estados miembros y posiciones de que Nicaragua vuelva al sistema interamericano".
La nueva onda de violencia dirigida hacia la Iglesia Católica en Nicaragua ocurre como respuesta de Ortega ante el rol que la misma ha jugado en las negociaciones.
En un contexto de fragmentación regional como el actual, donde cada país está concentrado en sus propios desafíos domésticos, la OEA es una institución que cumple importantes funciones y cuenta con un personal dedicado, pero que persiste como poco más que una cáscara vacía. La elección del viernes no va a cambiar esa realidad.
A la disputa por la Presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo se sumó un conflicto entre el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Aunque ambos casos son muy distintos, expresan una realidad preocupante: la creciente polarización que afecta a organismos fundamentales para América Latina y el Caribe.