New Bipartisanship Over Haiti is Promising
The sudden U.S. presidential unity on Haiti is promising, because Haiti has long been the subject of bitter partisan bickering in Washington.
Este informe presenta un análisis de las tendencias migratorias y el efecto que las condiciones políticas pueden tener en la movilización. Además, ofrece algunas recomendaciones de un abordaje regional a la migración y discute la relación entre el deterioro de la estabilidad política y el estado de derecho y la migración. En este siglo XXI, la exclusión y la expulsión se han convertido en una herramienta para los estados en las Américas- al punto de crear patrones migratorios. En algunos contextos esta exclusión y expulsión resulta del extremo deterioro de la estructura estatal, llevando a muchos países en condiciones de estado fallido, así como de la ausencia de consenso o la polarización social y política sobre el tipo de sujeto político que conforma la sociedad moderna. En ambos casos, la migración está surgiendo como consecuencia. Por ejemplo, entre ocho (37 per ciento) a diez (45 por ciento) países de América Latina y el Caribe conforman casi la mitad de la migración latinoamericana y estos tienen en común un fuerte deterioro de sus estructuras institucionales y estatales, con la dificultad o falta de voluntad de proteger o dar albergue mínimo a sus constituyentes.
Primero, el informe conecta la migración con indicadores sociales y económicos, como el crecimiento del populismo, remesas, renta per cápita, vacunados, porcentaje de cobertura por seguridad social, y el índice de salud global. Posteriormente, examina los patrones de migración por región, empezando con Centro América, Venezuela, Haití y México. También identifica algunos de los factores de riesgo al emigrar de estos países y en general, de sociedades con presión financiera, social y política. Finalmente, presenta algunas recomendaciones para abordar esta realidad migratoria en la era de la postpandemia.
The sudden U.S. presidential unity on Haiti is promising, because Haiti has long been the subject of bitter partisan bickering in Washington.
The worldwide outpouring of support for Haitians from governments and ordinary citizens has been extraordinary. But this heroic phase of the emergency response is drawing to a close.
After a 7.0 magnitude earthquake struck Haiti, the aftershock reached China in ways that few anticipated.The earthquake forced Chinese leaders to navigate the tricky politics of disaster relief.