¿Es posible una transición pacífica en Venezuela?

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AFP / Juan Barreto / Flickr / CC BY 2.0

Hace unas cuantas semanas, casi no había esperanzas de que el desastre económico y la tragedia humanitaria sin precedentes que vive Venezuela pudieran resolverse a corto plazo. Daba la impresión de que el gobierno cada vez más represivo y corrupto del presidente Nicolás Maduro no enfrentaba ningún desafío importante. A pesar de cierto descontento y divisiones en las fuerzas armadas, los militares de alto rango parecían estar de su lado. Hoy, con la aparición de un rival que puede ser una alternativa plausible a Maduro, el futuro de Venezuela depende de esos mismos militares.

Hasta ahora, Maduro ha gozado de mucha suerte: no ha tenido que competir con una oposición eficaz y unificada, la cual ha tenido problemas para lograr cohesión y ha carecido de un liderazgo sólido y una estrategia clara. En cierta medida, la debilidad de sus opositores es consecuencia de una represión continua del gobierno que ha infundido un miedo generalizado. Sin embargo, la suerte de Maduro se terminó el 23 de enero de manera dramática cuando un líder relativamente desconocido se juramentó como el presidente legítimo de Venezuela frente a cientos de seguidores en Caracas.

Su nombre es Juan Guaidó, el presidente de 35 años de la Asamblea Nacional (AN). Él fue quien encabezó las protestas masivas que recorrieron todo el país y que evidenciaron el enojo de los venezolanos de a pie con el régimen de Maduro. En buena medida, Guaidó —elegido líder de la AN hace solo unas semanas— se ha mantenido al margen de las riñas políticas de Venezuela.

Su mensaje contrasta radicalmente con lo que estaban acostumbrados a escuchar los venezolanos de otras figuras de la oposición, quienes arremetían en contra de Maduro y, antes de él, en contra de Hugo Chávez, y eran incapaces de conectar con los simpatizantes de las políticas de izquierda del chavismo. De manera asombrosa, la movilización del miércoles contó con la presencia de manifestantes de todo el espectro socioeconómico, incluidas algunas personas de zonas que solían ser baluartes chavistas. Muchos ciudadanos parecen atraídos por la frescura del liderazgo y la visión de Guaidó, quien promete llevar al país hacia adelante y no regresar a la era pre-Chávez, un periodo dominado por una élite y caracterizado por la desigualdad social y el colapso económico.

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