Cerrar fronteras no funciona, Estados Unidos necesita una estrategia global
Como sucedió en la segunda etapa de la Guerra Fría en los años 80, la migración internacional actual refleja las tensiones globales y crisis políticas que se han intensificado desde 2009 en países como Siria, Sudán, Yemen, Venezuela y en la región del Triángulo Norte. Estas tensiones, exacerbadas por la pandemia desde 2020, han obligado a más de 20 millones de personas a abandonar sus lugares de origen en busca de un futuro mejor.
Sin embargo, existen diferencias notables entre esta ola migratoria y la de los 80. Hoy, la migración es más extensa y compleja, y se produce en un contexto de polarización y fragmentación mundial. Un claro ejemplo es el debate y la falta de consenso sobre los controles migratorios en Estados Unidos, especialmente en tiempos electorales. Además, el tejido que facilita el movimiento de personas por el mundo es más sofisticado e incluye aerolíneas, coyotes, redes sociales y de trata humana, y hasta gobiernos, como el de Nicaragua.
Entre agosto de 2020 y mayo de 2024, más de 10 millones de personas llegaron a la frontera sur de Estados Unidos: 16 nacionalidades conforman el 90 por ciento de esta ola, con un promedio de 8.000 personas diarias desde 2022. A diferencia de otros periodos, estas personas provienen de países en crisis política o económica, como Cuba, Haití, Venezuela, Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Honduras, en su mayoría estados fallidos, regímenes autocráticos o dictaduras. También se suman Ecuador, golpeado por una ola de crimen organizado; Perú, marcado por una larga inestabilidad política; Rusia y Ucrania, en guerra; y China y Senegal, afectados por inestabilidad económica, desigualdad y deterioro medioambiental. Aunque diversos, todos estos países comparten un denominador común: la crisis.
En este contexto, la migración hacia Estados Unidos no solo refleja la desesperación de millones de personas, sino también las fallas sistémicas en sus países de origen. La respuesta a esta crisis debe ser integral y considerar tanto las raíces de la migración como sus consecuencias globales.
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