Complacencia con respecto a los problemas educativos en Argentina

En entrevista con EduPrensa, el director del programa de Educación del Diálogo Interamericano, Ariel Fiszbein, habla sobre los principales retos educativos que enfrenta América Latina y sobre los avances de los últimos años en algunos países que han priorizado la educación.

¿Cuáles son los desafíos educativos compartidos por la mayoría de los países latinoamericanos?

Llama la atención cómo, a pesar de las grandes diferencias entre los países, hay tantas cosas en común. El primer desafío, el más obvio, es el bajo rendimiento académico. Hay dispersión dentro de América Latina, en la evaluación regional TERCE se ven diferencias importantes, pero cuando comparamos América Latina con el resto del mundo vemos que sistemáticamente se desempeña peor de lo que se esperaría para su nivel de ingresos y desarrollo económico. Otro tema común es el abandono en el secundario. De manera general, creo que los sistemas educativos latinoamericanos son ineficientes. Ha crecido la inversión educativa en la última década, pero la mejora en los resultados es proporcionalmente mucho menor, tanto en términos de aprendizaje como de graduación. Las tasas de graduación en América Latina son bajas, no solo en secundaria sino también en el nivel terciario. Ahí aumentó muchísimo la tasa de matriculación, pero es un engaño, porque las tasas de graduación son muy bajas. Dependiendo del país, entre 25 y 40% de las personas que empiezan la universidad se gradúan.

La Argentina tendía a percibirse como una excepción en términos educativos dentro de América Latina. ¿Hasta qué punto eso era así efectivamente? ¿En qué se retrocedió y en qué se avanzó?

Creo que fue así en su momento, pero ya no lo es. Hace 30 años no teníamos el tipo de datos que existen hoy como para contar con un punto de referencia, pero creo que es indudable que en las últimas décadas Argentina ha perdido ese liderazgo tan fuerte que tenía en América Latina. Y lo vemos en las pruebas, en las tasas de graduación. Uno también ve cosas muy buenas: eso tiene que ver con que es un sistema sumamente desigual. Vas a encontrar “islas” de buen desempeño, algunas grandes, pero el promedio no permite sentirnos especialmente orgullosos.

Cuando uno mira la educación en Argentina y la compara con otros países de América Latina, lo que salta a la vista es que en las últimas décadas ha habido complacencia con respecto a las reformas educativas. Estuvieron orientadas a meterle más plata al sistema y no a un esfuerzo de mejorar realmente la gestión. Eso termina reflejándose en los resultados.

¿Qué hacen los países latinoamericanos que sí están mejorando sus resultados?

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